viernes, 21 de marzo de 2008

De drogas y otras ricas pestes…

(Osea… de frente entras a regalarte hablando de drogas…) No es que ahora sea un santo, pero “uno se manifiesta por hechos, no solo por palabras, nadie habla por ciencia, si no por experiencia, y el diablo más sabe por viejo que por diablo…”, y así puedo mencionar un montón de frases que me llevan a una conclusión: Lo bueno y malo que hagamos, se nos retribuye en ésta única vida… Solo me falta poner una firma al final para que la presente sea mi carta de sentencia, por que al menos yo, creo estar consciente de las faltas por las cuales aún tengo que pagar.

En fin, siguiendo con el tema, llamamos “pastrulo" a todo el que aparenta ser consumidor de alguna droga ilegal, sin distinguir que de las drogas que se fuman, sólo una (Pasta Básica de Cocaína) corresponde a tan generalizado adjetivo. Pero, ¡Qué chucha tiene que juzgar la mayoría poblacional, a una persona solo por aparentar (ojo, que puede estar enferma) ser consumidor de drogas! Muy a parte de que exista una clasificación en lo que respecta a drogas legales e ilegales, el 99.9% de los seres humanos hemos consumido drogas en algún momento de nuestras vidas y no hemos visto cambios en nuestro organismo ¿…o sí?

¿Qué creen qué es el Desenfriolito en dulces y coloridas presentaciones? (que de paso no tiene efecto alguno en las super gripes que les da ahora a los chibolos), o ¿Qué creen qué es el Ponstan? (que termina irradiando un efecto tranquilizante en todos alrededor de las reglas agresivas). Ni qué decir del rico café que te pone pilas (luego de una noche de rebotes), o el rico tabaco que a diario carcome miles de hectáreas de pulmones, y para los cheleros, el lúpulo Zás (sí, ese que pasa mejor…), es un pariente cercano de la Cannabis Sativa, y sus efectos en el organismo (leve adormecimiento durante los primeros vasos de cerveza) son bastante parecidos a los primeros síntomas luego de haber fumado marihuana.

Es un hecho que las drogas ilegales, destruyen vidas y hasta familias enteras diariamente, pero mucho de esto se debe al carácter prohibido de su comercialización, a la falta de iniciativa de las autoridades, de optar por una política tributaria que regularice convenientemente la comercialización de materia prima para fines medicinales, y también a la desidia de la población respecto a informarse, para poder sobrellevar e incluso tratar ésta y otras taras sociales. Nadie está en condiciones de juzgar a nadie, solo por estar a la defensiva, a las finales la sociedad hipócrita y detractora que basa su crítica en apariencias, termina pagando irónicamente sus injurias. Creo que cada quien debe dejar de mirar la paja en el ojo ajeno y sacarse el palo metido donde parece que les gusta