Es irónica la existencia del hombre en nuestros tiempos, tanto hemos avanzado en la innovación tecnológica, en la complementación y articulación del conocimiento, en la concepción globalizada de la sociedad humana, sin embargo a pesar de todo lo que el hombre ha logrado, todo lo que conocemos (desde la más ordinaria vida cotidiana, hasta la inversión monetaria, física, moral y virtual a nivel mundial) está al borde del colapso. El Internet nos da la posibilidad de conformar comunidades de discernimiento (lo que a uno le permite chatear con gente de Venezuela, Brasil, Canadá, Estados Unidos, y España), y no conozco a nadie que no refleje cierta preocupación con respecto al suceso de una catástrofe de escala mundial. Sin embargo todo lo que ha sucedido, lo que está pasando, y lo que ocurrirá, sencillamente tiene un trasfondo de orden político, que ha venido arrastrando a la humanidad sujeta a una pesada cadena de esclavitud social.
Monarquía-Imperialismo. Por miles de años el principio de la jerarquía, ejerció su dominio sobre toda sociedad humana, el mundo en sus diferentes latitudes, se desarrollaba con lentitud por el dilapidante accionar de quienes poseían el poder por heredad, valor oportunista, y actitudes ambiciosas. La humanidad era esclavizada por la supuesta autoridad de uno con potestad divina en algunos casos, hasta que fue liberada por su propio raciocinio; después de todo cuánto tiempo más hubiera podido soportar la infamia de depositar su fe en el criterio de un único ser, que por naturaleza y tradición presenta un perfil megalómano y desquiciado en la mayoría de casos (en toda la historia mundial fueron pocos los reyes que conocieron realmente las necesidades de su pueblo).
Socialismo-Comunismo. Luego de su implementación en el viejo mundo, realizó importantes avances para la humanidad en su enclaustrada circunscripción, pero acabó por hundir en la más cruel miseria a Europa Oriental (al punto que el crimen organizado y la prostitución se volvieron el mejor negocio), sin contar con los estragos en el Medio Oriente y parte de Asia. Su difusión en el resto del mundo ha decantado en numerosas versiones de su ideología, algunas exitosas, otras no. Sin embargo, algo importante puede destacarse de quienes difundieron la filosofía izquierdista, predijeron cual sería el próximo en colapsar.
Democracia-Neoliberalismo. La civilización occidental democrática (al menos la que sabe que el mundo da vueltas) se encuentra en una encrucijada en la cual debe optar por un cambio radical en su modus-vivendi, muy aparte de la generalizada preocupación por los cambios climáticos, la debacle económica ha venido lapidando bancos y empresas en Norte América, debido a la política económica ejercida por un gobierno empecinado en mantener una tecnología arcaica, a través de la guerra en Medio Oriente (o sea, los mismos que nos obligan a cambiar, no cambian debido a sus intereses económicos a costa de la muerte). El seudo monarca moderno, proclama el soporte de la crisis con el uso de las reservas, cuyo monto irrisorio equivale a hacer rico a cada ser humano del mundo (somos 6 mil millones y seguimos aumentando). El futuro incierto se basa en la próxima elección de un candidato(a) (sin importar el posible accionar de la S.S. Skull and Bones).
Vemos que todas las máquinas funcionan, pero llegan a una etapa en que son obsoletas y no hay forma de refaccionarlas. La fragilidad del sistema político, económico, social, tecnológico globalizado, ha puesto en riesgo a la humanidad y ante la inminente hecatombe apocalíptica que se avecina (o al menos eso es lo que la burbuja mediática mundial ha infundido en el pensamiento colectivo), es necesario optar por una opción. No es que la ideología anarquista, se vuelva una alternativa para subsistir en una realidad post-apocalíptica, en la cual todo lo que conocemos haya sido arrasado, sin embargo la actitud adecuada en nuestra vida moderna, es la que a uno le permita estar preparado para todo y aplicar lo que esta última generación ha venido haciendo: Aprender, Desaprender y Reaprender.